¿Qué te sucede 2020? ¿Por qué nos estás mandando tantas pruebas, incluso varias al mismo tiempo? #notfunny ¿eh?
Fíjate, al principio, varios de nosotros, humanitos, pensamos “Lo que sucede en China se queda en China”, luego tú, super sarcástico, nos dijiste “Sí, claro”. Y ahora ¡PUM! En varios países ya vamos para cuatro meses de aislamiento.
Estamos preocupados por nuestra salud, nuestra economía, enojados con las personas que no se toman en serio las medidas de seguridad y con el gobierno (mugre virus, ha sido otro motivo para estarnos peleando como las porras pesadas del América – Chivas).
Tristemente la cosa no es igual para todos y muchos no se dan cuenta. Unos pueden quedarse en casa a trabajar (o flojear), pedir sushi a domicilio diario y con un tapabocas fancy que combina con su ropa; pero otros sí que la tienen difícil. Por el hecho de que muchas personas se están quedando en casa, la violencia doméstica se ha ido para arriba y, por otro lado, los que necesitan salir a trabajar, suelen ser también los que tienen más problemas de salud que los hace más vulnerables.

Luego, cuando estábamos concentrados en aplanar la mentada curva, nos matan a George Floyd y resulta ser la gota que derrama el vaso para que en muchos lugares la gente dijera BASTA. Obvio este caso no es el único en el mundo. Bajita la mano el “odio al otro sólo por ser diferente” lleva mucho tiempo siendo una constante.
Por lo tanto, las protestas anti-racismo se popularizaron, pero tú, querido 2020, junto con tu amigo 2019, ya nos habían puesto en sobreaviso de lo “feo” que se estaba poniendo todo. Ya sabes, que si los feminicidios, que si las injusticias contra los pueblos indígenas, las protestas en Chile, Francia, Colombia, Trumpito haciendo de las suyas, los adolescentes reclamando cuidado al medio ambiente, y la lista es interminable.
Definitivamente han habido movimientos importantes, lo malo es que no hemos logrado acciones constantes y contundentes (aún).
Quiero creer que si nos preguntaran, todos podríamos pensar en una o varias cosas que nos gustaría cambiar para mejorar el mundo. La cosa es materializar esos deseos. ¿Cómo? ¿cómo?, ¿CÓMO?….
Mientras más lo pienso, más me convenzo de que tú, mi estimado 2020, veniste a subrayar nuestras fallas; actitudes como la flojera, la falta de empatía y la ilusión de superioridad. Es tan simpático cómo con algo tan pequeño como este mentado virus, nos pusiste un estate quieto a toda la humanidad, encerrándonos en nuestras casas y tronando la economía del mundo entero.
Esto me recuerda a los astronautas. Hace un par de semanas estábamos todos emocionados por Space X, pensando que ya estamos un paso más cerca de colonizar Marte y bla bla bla… Pero a la mera hora, si Mamá Naturaleza dice “mmm… no, no estoy de humor, hoy no sales a jugar”, entonces los astronautitas tienen que quedarse e irse otro día.
Es decir, ya andamos pensando en conquistar el universo cuando en la práctica no somos ni capaces de ir al espacio en el momento que queremos. ¿No te suena como un niño con ínfulas de adulto?
Esa es la cosa. Queremos controlar todo, manejarlo a nuestro antojo y conveniencia, pero siempre termina sucediendo algo que nos recuerda nuestra fragilidad y que no somos dueños de nada.

Así que, querido 2020, espero que aprendamos lo más rápido posible lo que nos quieres enseñar. Tal vez buscas llevarnos al límite para hacernos accionar de la manera requerida.
Mucha gente se sigue quejando de ti, te consideran una pasadez de lanza; pero también hay quienes te toman como una lección enorme, de esas que son complicadas no por las cosas que hay que hacer, sino por las creencias que hay que romper.
Con las cosas como están, pareciera utópico imaginar un mundo donde todos podamos convivir pacíficamente, compartiendo el planeta sin joderle la existencia a los demás (humanos-animales-medio ambiente).
Por lo tanto, 2020, ¿acaso esta es tu manera de retarnos? ¿quieres ver si somos capaces de redirigir nuestro andar y acercarnos a esa utopía?