Cada uno en la suya

– ¡Es que no ve más allá de sus narices, vive en una burbuja!
– Sí, y así es con todos. Todos vivimos en una burbuja.

Y pues básicamente con esto me dejó callada, pensando, como el emoji con la manita en la barbilla… y para ser honesta así sigo y por lo tanto te lo quiero compartir. 😀 Fíjate:

Desde que hice “De egoísmo, soberbia y algo más” algo así me andaba dando vueltas en la cabeza. Si escuchaste ese episodio de Into·It entonces sabrás que la idea tenía que ver con lo político y social que en ese momento (al inicio de la pandemia) veía pasar sobre todo en mis redes sociales. Me parecía que el virus había exponenciado el que unos se pusieran en contra de otros, se criticaran y hasta se pelearan sólo por tener razón.

Hoy más que antes los círculos sociales hacen primero un ejercicio de detección de ideología y dependiendo del nivel de confianza, apertura o cercanía, se atreven o no a hablar de política porque últimamente, ese tema genera algo así:

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La teoría dice que:

“El pensar distinto, nos enriquece y hace que podamos desarrollarnos como sociedad.”

Y sí, hace sentido, sólo que actualmente muchas veces se queda en eso, una teoría. Lo más frecuente en la práctica es que el pensar distinto nos estanca o hasta retrocede.

😦

Como crecí en una familia con personajes super diferentes entre sí, donde había acalorados debates de mil temas todo el tiempo, aprendí a detestar los enfrentamientos (que igual y eran equis, pero yo de chavita los tomaba como peleas). Tal vez de ahí viene el que, para bien o para mal, hoy muchas veces juego el papel del “ni muy muy ni tan tan” **.

Efectivamente como me dijo Mr. A, “cada persona vive en su burbuja”. Todos formamos nuestras creencias con base en lo que hemos vivido, lo que nos enseñaron directa o indirectamente y, por lo tanto, así elegimos los lentes bajo los que observamos y calificamos todo. Es decir, formamos nuestra burbuja.

La hipótesis más reciente de mi ser “ni muy muy ni tan tan” es que el problema no es que vivamos cada quien en su burbuja, sino que no aceptamos que haya otras; que dada la experiencia de vida de quienes las habitan, obviamente resultan diferentes a la nuestra pero no por eso son menos válidas.

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Mucha gente anda filosona últimamente por tanta cosa que le está pasando no sólo a México sino al mundo, y por eso, con más razón, odio verlos pelearse defendiendo un simple punto de vista que vale lo mismo que cualquier otro.

A veces pienso que en el fondo todos tenemos miedos semejantes y buscamos lo mismo o al menos algo parecido: disfrutar la vida con la mayor cantidad de alegrías y los menos problemas posibles.

Sin embargo, estamos tan convencidos de que no lo logramos porque otros nos lo impiden, que en vez de concentrarnos en nuestros objetivos, desperdiciamos energía, tiempo, bilis, inteligencia, en joder al que según nosotros es el villano de la película (y con joder también me refiero a cosas como invalidarlo o tacharlo de menso).

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Mi ser “ni muy muy ni tan tan” también ha pensado en unos ejemplos que, según él, muestran que la empatía anda en niveles bajos y que otros elementos como la soberbia andan sobrados. Pésima combinación porque se generan peleas y distanciamientos absurdos. A ver qué te parecen:

  • Cuando se escucha sólo para responder.
  • Cuando se considera que alguien que apoya a otro partido está mal.
  • Cuando se cree que alguien con prioridades distintas a las nuestras está mal.
  • Cuando nos consideramos víctimas de la vida, del sistema, etc.
  • Cuando se busca a como dé lugar alcanzar la felicidad sin importar dañar a alguien más en el camino.
  • Cuando se comparte lo que se piensa, se sabe o se cree pero con la intención de aleccionar o evangelizar a los demás. Muchas veces estos especímenes le juegan al “yo soy un maestro, deja te enseño”, pero en el fondo sólo quieren demostrar que tienen la verdad absoluta y ¡pfff!.

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Una cosa es trabajar, desde puntos distintos, con diferentes ideas y mecanismos, por eso que tanto queremos, y oootra pensar que los demás, sólo por vivir en una burbuja diferente, están mal o incluso atentando contra mí.

Sigo pensando que la eterna lucha por tener la razón nos tiene trabados; tal cual como cuando los perros se pelean.

¿Sabes qué es lo más simpático? Que esto, al final, es una burbuja más del mundo, la mía. Gracias por dejarme compartírtela ¿Qué dice tu burbuja al respecto?

 
**Ese ser “ni muy muy ni tan tan” me aflora cuando por ejemplo escucho que atacan o defienden a algún partido político radicalmente o cuando satanizan o idolatran algún punto de vista. En esos casos mi autimático es: “nono, seguro no es como lo pintas, al final la información que tienes no deja de estar sesgada por lo que lees, por las creencias que tienes, por lo que escuchas, por lo que viviste, etc.” En pocas palabras, es una renuencia a creer que algo es negro o blanco… AUNQUE sí, hay casos como Donald Trump, en los que me cuesta no ser radical 😦

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