Se hizo normal

Un día le gritó a su mamá y no pasó nada.

Un día un niño lo molestó, sintió rabia e inseguridad, pero no pasó nada más.

Un día bulleó a una compañera, la niña lloró, pero de ahí no pasó.

Un día no hizo la tarea y no pasó nada.

Un día no llamó a sus papás para decirles que llegaría más tarde a casa, y tampoco pasó nada.

Un día decidió no decirles cómo se sentía y no pasó nada.

Un día se le olvidó darles un beso antes de salir de casa y no pasó nada.

Un día prefirió dejar pasar el problema y no sucedió nada.

Una mañana seguía sintiendo enojo.

Un día no pudo sacudirse la tristeza y la frustración.

Un día aceptó el estrés.

Así que un día no le puso mucha atención a su hijo, aunque éste le gritara.

Un día la maestra le dijo que el niño bulleaba a sus compañeros, pero pensó que no era tan grave así que no habló al respecto con él.

Un día no tuvo tiempo suficiente para revisarle la tarea.

Un día estaba tan cansado que no esperó a que su hijo llegara bien a casa.

Un día estaba muy ocupado como para preguntarle cómo se sentía.

Un día tenía prisa así que omitió el beso de despedida.

Un día pensó que el problema no era gran cosa y lo dejó pasar.

Un día pensó que el enojo había pasado.

Un día dio por sentado que su hijo era feliz.

Un día todo se volvió normal.

human fist

Bien sabemos que México está enfermo. La violencia de “todos los días” ya nos tiene hartos; pero afortunadamente México también está cansado de no estar sano y comienza a levantar más la voz.

La gente ya no sólo le exige acciones contundentes al gobierno, sino que también comienza a preguntarse qué puede hacer o qué debe cambiar desde su familia para parar esta dinámica. ¡Bien ahí! Empezar a responsabilizarnos trae acciones útiles.

Pero la cosa no termina ahí. Aunque éste es un problema localizado a algunos países (¡bendito!), hay muchas otras situaciones que se han normalizado en todo el mundo.

De pronto se nos olvida ver más allá de nuestras fronteras, pero con sólo revisar las noticias internacionales por encimita, nos podemos dar cuenta que no somos los únicos cansados, frustrados y enojados. Todos los que ahorita habitamos el planeta tenemos mucho en común:

Un día se hizo normal sacar a los indígenas de sus tierras para explotar o vender el terreno y así “mejorar la economía”.

Un día tener armas en casa era algo normal.

Un día tener miedo al andar en la calle era normal.

Un día referirse y tratar a las mujeres como si fueran objetos o trofeos se hizo normal.

Un día el bullying se normalizó en las escuelas.

Un día ver a la gente sufrir y no hacer nada se hizo normal.

Un día dañar el planeta para facilitarnos la vida se hizo normal.

Un día seguir instrucciones o ejemplos, sin antes preguntarnos qué tan sanos, justos o correctos eran, se volvió normal.

giphy-7

Pero un día alguien se cansó, no toleró más frustración y enojo, y despertó. Luego comenzó a abrirle los ojos a los demás también. Así que no es sorpresa que ya sea normal que todos los días haya protestas alrededor del mundo por distintos motivos.

Nos urge poner un alto a lo que nos está matando. Matando la razón, la paz, los sueños, las esperanzas, el futuro, y así hasta terminar con nuestra vida.

Y entonces ¿qué podemos hacer para empezar a terminar esa dinámica?

Poner atención a lo que sucede a nuestro alrededor, cuestionarlo y tener siempre presente que un sólo día o una ocasión es el primer paso para convertir algo en normal (hacia lo positivo o negativo).

¿Qué comportamientos y acciones quieres normalizar en tu casa, tu trabajo, con tus amigos, etc.?

Porque ¿sabes qué? Al final, podemos estar “enfermos”, pero no estamos muertos aún.

giphy-6

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s