La VA.CU.NA

¡Finalmente! Después de 15 meses de estar leyendo de Covid, traduciendo y dando noticias al respecto DIARIO, llegó el momento de poner el brazo y recibir la inyección.

¡Que impactante la cantidad de emociones y pensamientos TAN mezclados en no más de una hora! Deja te platico:

Cuando estaba en la fila esperando mi turno, no podía evitar hacer un repaso mental de toda la información que surgió desde el año pasado.

Recordé cuando algunos laboratorios se asociaron con ciertas universidades para desarrollar las fórmulas, luego cuando ya se estaban haciendo las pruebas en humanos y después, Rusia diciendo que serían los primeros en tener una vacuna aprobada; incluso me acordé de cuando Putin vacunó a su hija para poner el ejemplo.

La OMS, como siempre, siendo políticamente correcta; diciendo cosas lindas como: “Para dejar atrás la pandemia será indispensable el acceso equitativo a las vacunas”, porque obvio ya se veía venir el agandalle de los países ricos. Cosa que no evitaron y eso SÍ que me enoja y me deprime a la vez.

En ese inter comenzaba a circular información desconfiando de que una vacuna sacada al mercado tan rápido fuera útil y/o segura. No voy a negarlo, yo pasé mucho tiempo dudando seriamente en ponérmela y más aún, dudando en que mis papás se la aplicaran. Me dio miedo que nos causara algún tipo de cáncer o alguna cosa rara.

Vi millones de videos, entrevisté a un par de doctores para la radio de Toronto, leí montones de artículos y todo me parecía tan raro… Pero psss, ¡es una pandemia! la primera de nuestra generación, por supuesto que todo resulta raro y, aparte, se suma el agotamiento brutal de vivir preocupados principalmente por nuestros jefitos.

El dudar de las vacunas también tiene que ver con las teorías conspirativas que flotan en el ambiente. Mismas de las que nunca he estado en contra ni a favor pues soy de la idea de que en el mundo y en todos los sistemas políticos y sociedades, pasan cosas mucho peores y mucho mejores de las que nos llegamos o llegaremos a enterar. Además, a esto hay que sumar lo fácil que es lanzar rumores o fake news y lo común que es para todos los que están en el “poder” mentir y manipular. Dinamita pura para el enojo y el miedo colectivos.

Sisi, todo esto pasaba por mi cabeza en los 40 minutos de fila, mientras veía como iban inyectando gente como si fuéramos ganado. Uno tras otro.

Sentía miedo y emoción a la vez. Desde hace meses hablar de Pfizer, Moderna, Astra Zeneca, Sputnik, de las pruebas y los cargamentos llegando a los países, es parte de mi día a día. Y ahora era mi turno de estirar el brazo, tomarme una foto como las que veo todos los días en Facebook, sentir los efectos secundarios, y aún así experimentar en el fondo de mi corazoncito cierto miedo de que la vacuna no sea eficiente, me dañe o me convierta en zombie.

Pero era momento de aferrarme más a lo que me han explicado los médicos con los que he hablado y dejar a un lado mis creencias sin mucho fundamento (porque al final, científica no soy). Tocaba confiar en que era una apuesta ganadora, en que realmente es lo que está a mi alcance para protegerme a mí y a mi familia, y aligerar un poquito la carga de los doctores y enfermeras.

Finalmente llegué a la sillita que me indicaron. Me preguntaron mis datos, preexistencias médicas, alergias, si era zurda o diestra (para que me doliera el que menos uso) y listo. 10 segundos después mi brazo derecho ya empezaba a punzar. Después vinieron los 15 minutos que te dejan sentadit@ para verificar que no colapses; y ahí me quedé, tranquilita pero temblando.

Sensación de alivio no era, esa llegó hace casi dos meses cuando vacunaron a mis papás y suegra. Asumí que el temblor venía de los nervios/emoción de que algo que hemos traído en mente desde hace montones de meses, finalmente sucedió. Tocó dejar atrás el miedo a lo “desconocido”, confiar y punto. Además, esto era el primer paso real para que dentro de unos poquitos meses ahora sí, finalmente, pueda viajar y abrazar a mis papás.

Una de las señoritas que monitoreaban la logística fue muy amable, se ofreció a tomarme foto cuando me inyectaran. Obvio dije que sí. Creo que se nota perfecto en mi cara todo lo que te acabo de describir. jaja.

P.D. Con esta entrada celebramos 3 años de Hey You Silvia 🙂 Gracias por seguir leyendo, besos y abrazos vacunados.

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