Mi familia es bastante alivianada. A todos nos gusta la fiesta aunque no al mismo nivel, por lo mismo, desde hace mucho me quedó claro que las aventuras más intrépidas las viviré a lo mucho con mi papá mientras mi mamá y el pañalón de mi hermano nos ven de lejitos.
Generalmente soy el elemento chistoso de la casa pero un día las cosas se me salieron de control y ya no fue tan gracioso.
Era una noche como cualquier otra, mis papás tenían ganas de divertirse pero no había plan, así que simplemente salimos a caminar los cuatro. De pronto, entre los árboles vi algo que me llamó la atención, les dije que fuéramos a investigar pero no quisieron, así que tuve que ir sola.
Mi intuición es superatinada por eso estaba sorprendida de no hallar qué era; de cualquier forma insistí hasta resolver el misterio.
Cuando lo vi, tenía cara de malo y claramente estaba enojado (seguro odió sentirse perseguido), así que me puse en guardia por si tenía que defender a los míos. Por error di un paso más y después lo único que recuerdo son los gritos de mi mamá mientras mi papá corría hacia mí; no veía bien, me sentía mareada, había un olor demasiado penetrante por todo el lugar.
Una vez que mi papá me alcanzó nos fuimos de ahí, me recuperé un poco pero el olor no se iba, era como si viniera de mí.
Mi hermano obvio no decía nada, mi papá nunca me dejó sola (seguro se estaba aguantando la peste), y mi mamá estaba metida en su celular y decía algo acerca de que a esa hora la tienda iba a estar cerrada; cosa rara porque justo caminamos a una que sí estaba abierta.
Resultó ser una especie de farmacia. Salimos de ahí con varios líquidos de nombre raro. Llegamos a casa y ni me preguntaron, me metieron a bañar con un menjurje que olía casi tan mal como yo. Obvio no estuvo padre ese baño a las 12 de la noche, pero funcionó, ¡dejé de apestar! y qué bueno porque ya me estaba empezando a desesperar.
Más tarde, cuando ya todos nos fuimos a dormir, escuché entre sueños a mis papás platicando en su cuarto; dijeron: “Después de esto seguro Lennon ya aprendió a que con los zorrillos no se debe de meter.”
¡Ja, cómo si no me conocieran! Ahora que ya sé el nombre del maldito apestoso, con más razón me las va a pagar.

Mi vida, me encanto la forma en la que lo contaste jajajaja
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