Dieta mental

No soy muy tecnológica que digamos, y creo que lejos de preocuparme, me alegra.

Con esto de que el celular se enlaza a la consola del carro y al apretar un botoncito puedes preguntarle u ordenarle cosas al aparato (llamémoslo aparato porque ya ni sé a quien se lo dictas, si al carro, al celular, a Google, al algoritmo, o a todos juntos); esta vez sucedió que el aparato se tomó la libertad de ofrecernos un servicio:

“Si quieres escuchar las noticias sólo dí ‘Hey Google, play the news’.”

¡¿Qué?! ¿Qué se supone que haga? ¿Agradecer y aprovechar el ofrecimiento?

Seguramente a pocos les sorprende porque ya es muy común tener en casa a una Alexa o Siri, normalizando la interacción verbal con un aparato. Pero para mí no lo es, al menos no así. En la casa no tenemos y no pensamos en tener nunca uno de estos cerebros y en el carro solo ponemos el mapa y la música.

Mi sorpresa en esta ocasión iba más allá de la posibilidad de interactuar con estas herramientas. Me preocuparon los aspectos de la vida y nuestra mente a los que se deja pasar a este robot configurado por grandes emporios que tienen intereses no “amables” para con la sociedad.

Y aunque no es novedad, creo que es cada vez más descarado, peligroso e indignante. Nos apantalla tanto la enorme cantidad de cosas que la tecnología nos facilita, que en un abrir y cerrar de ojos podemos terminar confiándole desde la lista del super (que ok, va, cualquiera agradece esa chambita) hasta las noticias que dejamos entrar a nuestra cabezota. Es como cerrar los ojos, abrir la boca y dejar que alguien desconocido nos dé de comer.

Mientras menos análisis y cuidado tengamos para seleccionar las fuentes de información que dejamos que nos cuenten las noticias, más propensos somos a ser adoctrinados paulatinamente; se debilita el músculo del ¨cuestionarnos las cosas¨.

El contenido que consumimos es el punto de partida para crearnos una visión de lo que sucede, nos forma creencias, nos lleva a tomar acciones, y fomenta simpatías y rechazos.

Por eso me molesta que la posibilidad de hacernos flojos para crearnos un criterio PROPIO esté al alcance de todo mundo y sea así de abierta y cínica; que se nos invite a no analizar y decidir en algo tan personal y determinante como es el informarse y tener ideas y posturas.

Dada la sociedad tan polarizada en la que vivimos, las guerras y genocidios que no importa un carajo que se difundan en video todos los días porque igual no se detienen, no puedo evitar sentir rabia cuando descubro más maneras del aparato para meterse con mi libertad y responsabilidad de formarme MI postura y visión del mundo en el que vivo.

Leave a comment